Un hombre ya maduro contrató una secretaria.
Era una mujer joven, ingeniosa, gentil y, sobre todo muy hermosa.
Un día mientras tomaba dictado.
notó que su jefe tenía la bragueta abierta.
Terminó el dictado y se dispuso a salir de la oficina, cuando, antes de cerrar la puerta, dijo:
"Por cierto señor, la puerta de su cuartel está abierta".
El hombre no entendió el comentario, no obstante, al poco rato, se dió cuenta
de que el cierre de sus pantalones, estaba abajo.
Al hombre le hizo gracia la manera en la que su secretaria se había
referido al pequeño incidente y decidió aprovechar la oportunidad para
coquetear un poco, por lo que la llamó a su oficina:
"Dígame señorita, cuando vió que la puerta de mi cuartel estaba abierta.
¿Por casualidad no vió también a un soldado en posición de firmes?"
"Oh no señor, lo único que ví fue un veterano de guerra sin fuerzas,
echado entre dos viejas mochilas de campaña".
Terminó el dictado y se dispuso a salir de la oficina, cuando, antes de cerrar la puerta, dijo:
"Por cierto señor, la puerta de su cuartel está abierta".
El hombre no entendió el comentario, no obstante, al poco rato, se dió cuenta
de que el cierre de sus pantalones, estaba abajo.
Al hombre le hizo gracia la manera en la que su secretaria se había
referido al pequeño incidente y decidió aprovechar la oportunidad para
coquetear un poco, por lo que la llamó a su oficina:
"Dígame señorita, cuando vió que la puerta de mi cuartel estaba abierta.
¿Por casualidad no vió también a un soldado en posición de firmes?"
"Oh no señor, lo único que ví fue un veterano de guerra sin fuerzas,
echado entre dos viejas mochilas de campaña".
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